El autocontrol: una de las habilidades de la inteligencia emocional
El autocontrol es una de las habilidades que tenemos las personas, que nos permite controlarnos a nosotros mismos y también nuestras acciones a través del dominio de nuestro cuerpo. Esto, además, nos ayuda a potenciar el resultado de nuestros comportamientos.
Los valores de las personas se determinan a través de sus buenas acciones. Y en la vida real, todos podemos decir que queremos ser estables, de confianza y serenos en nuestras relaciones con otros. Tener autocontrol supone que no nos dejemos llevar por esos sentimientos del momento, y es una habilidad de la inteligencia emocional que estudió el psicólogo estadounidense Daniel Goleman.
El autocontrol implica reconocer nuestras emociones y gestionarlas adecuadamente, gestinonando también los sentimientos impulsivos. Implica también controlarse, ser empático y positivo, pensar con claridad y no perder la concentración ante la presión, y actuar correctamente con los demás. Si sabemos contrrolarnos, seremos personas pacientes, capaces de hacer frente con serenidad a cualquier contratiempo y que comprenden las relaciones personales.
Es necesario entender el autocontrol como una actitud que es muy positiva y hace que se modifique la propia personalidad con buena voluntad, haciendo además que otros nos vean como un ejemplo de entereza. Pero para ello es necesario tener carácter, fuerza interior y autodominio. Y habrá momentos en los que nos debamos privar de alguna situación para poder fortalecer nuestra anticipación a las reacciones.
En el aspecto familiar, tener autocontrol es algo necesario para convivir, ya que implica ser tolerante saber enfrentarse a las tensiones, mostrando serenidad y comprensión. Eso hace que seamos más participativos en los quehaceres hogareños.
El terreno personal también se ve beneficiado ya que el autocontrol hace que seamos más discretos y maduros y no tengamos una actitud exagerada ante críticas, rumores u ofensas a otras personas, independientemente de que lo que sucede no encaje con nuestra personalidad, nuestro pensamiento o nuestros valores. Y en cuanto al ámbito laboral, el autocontrol hace que no seamos conformistas, que perfeccionemos hábitos, que sepamos gestionar el tiempo de manera más eficiente y que tengamos una buena relación con los compañeros.
Para desarrollar el autocontrol es necesario tener educación y buenos modales, así como respetar turnos para hablar y saber escuchar a los demás. No hay que caer en la tentación de hacer comentarios poco apropiados o dar consejos cuando no se piden, y es necesario cuidar las relaciones personales y reflexionar antes de dar una respuesta o cuando nos enfrentamos a una situación fastidiosa.
Debemos ser conscientes de que una persona sin autocontrol puede ser alguien débil, sin autonomía y dependiente. Así que si aprendemos a autocontrolarnos viviremos nuestra vida más satisfactoriamente, sin dejarnos llevar por los problemas o los disgustos, actuando con tranquilidad y teniendo mejores relaciones.