Qué pasa por la cabeza de un aficionado al coleccionismo
¿Qué es el coleccionismo? Si echamos mano del diccionario la explicación sencilla y resumida es la acción de acumular objetos en base a su valor y/o interés.
No es mucha la “literatura psicológica” existente respecto a la costumbre o el hobby de coleccionar y las emociones y procesos mentales que nos llevan a hacernos coleccionistas. Lo que sí existe es un consenso en los beneficios psicológicos que aporta el coleccionismo controlado porque fomenta el desarrollo de actitudes y habilidades positivas como la memoria, la paciencia, el orden y la constancia. Otro aspecto en el que los especialistas coinciden tiene que ver con su lado negativo, ese que surge cuando se coleccionan cosas sin orden ni sentido, y que puede ser muy perjudicial.
Para algunos psicólogos el coleccionismo tiene un efecto educativo al hacer que queramos saber más sobre los objetos o especies coleccionados, así como su efecto tranquilizador y terapéutico sumado al fomento de habilidades sociales que implica el compartir este hobby con personas que coleccionan lo mismo. Esto último ayuda a crear lazos con otras personas y ampliar el círculo social.
Hay especialistas que afirman que esta actividad está arraigada en nuestro ADN, de la época en que el ser humano era recolector y cazador, aunque otros consideran que se encuentra más relacionada con nuestra necesidad a nivel cerebral de ordenar y catalogar información para conocer mejor el entorno y su significado.
Independientemente del origen, cuando una actividad produce bienestar y se cultiva dentro de unos límites seguros, aporta considerables beneficios. Entre ellos se encuentran la satisfacción de haber logrado algo y la relajación de contemplar algo que se considera valioso o hermoso. Así mismo, ayuda a saber tolerar y gestionar la frustración al entender que no siempre podemos conseguir todo, que es posible que haya piezas que nunca podamos obtener, y que otras necesitarán tiempo y paciencia.
El coleccionismo crea un deseo de valorar y cuidar las piezas que componen la colección, así como tenerlas correctamente ordenadas.
El filósofo y sociólogo francés Jean Baudrillard consideraba que el coleccionismo contaba con un carácter inacabable y que la búsqueda constante de objetos que añadir a la colección constituye para el coleccionista una manera de sentirse vivo en un mundo en el que se siente bien. De hecho, afirmaba que esta actividad que llega a ser más que una simple afición se convertía en un medio de seguir siendo una persona viva y apasionada.
Como se ha comentado al principio, en el “lado oscuro” del coleccionismo se encuentra lo que los especialistas consideran perjudicial, que es la simple acumulación de objetos, uno tras otro, sin fin, y que puede provocar la aparición de patologías como el Síndrome de Diógenes. El propio Baudrillard estableción dis niveles, en el que el inferior corresponde a la acumulación mencionada y el superior a lo que es el almacenamiento en serie de objetos que pertenecen a lo que realmente es la colección.